Cookie | Duración | Descripción |
---|---|---|
cookielawinfo-checkbox-analytics | 11 months | This cookie is set by GDPR Cookie Consent plugin. The cookie is used to store the user consent for the cookies in the category "Analytics". |
cookielawinfo-checkbox-functional | 11 months | The cookie is set by GDPR cookie consent to record the user consent for the cookies in the category "Functional". |
cookielawinfo-checkbox-necessary | 11 months | This cookie is set by GDPR Cookie Consent plugin. The cookies is used to store the user consent for the cookies in the category "Necessary". |
cookielawinfo-checkbox-others | 11 months | This cookie is set by GDPR Cookie Consent plugin. The cookie is used to store the user consent for the cookies in the category "Other. |
cookielawinfo-checkbox-performance | 11 months | This cookie is set by GDPR Cookie Consent plugin. The cookie is used to store the user consent for the cookies in the category "Performance". |
viewed_cookie_policy | 11 months | The cookie is set by the GDPR Cookie Consent plugin and is used to store whether or not user has consented to the use of cookies. It does not store any personal data. |
Detrás de cada pieza: el proceso artesanal de joyería hecha a mano
Cuando alguien se prueba una joya hecha a mano suele fijarse en el brillo, en el peso, en cómo le sienta. Lo que no se ve es todo lo que hay detrás: horas de trabajo, decisiones, correcciones y, sobre todo, un compromiso con hacer las cosas despacio y bien. Esa parte invisible es la que marca la diferencia entre una joya artesanal y una fabricada en serie.
El inicio: escuchar y pensar
Muchas de mis piezas nacen de conversaciones. Hay quien viene buscando un anillo de compromiso, unas alianzas, o simplemente un colgante que tenga algo especial. En esos momentos escucho mucho: qué esperan, qué les gusta y qué quieren transmitir.
A partir de ahí, empiezo a pensar en cómo traducirlo en metal. A veces dibujo bocetos, porque no se trata solo de hacer algo bonito, sino de que tenga sentido para la persona que lo va a llevar.
La elección del material
Una vez claro el diseño, toca elegir el material. Oro, plata, cobre… cada uno tiene una personalidad propia. El oro tiene una calidez difícil de igualar; la plata ofrece luminosidad y versatilidad; el cobre da fuerza y carácter.
Aquí no hay catálogo que valga, cada pieza pide un metal diferente, según su función y el mensaje que se quiera transmitir. Además, selecciono siempre materiales de calidad.
El trabajo manual en el banco
Esta es la parte que más me conecta con el oficio. Con las manos, el fuego y las herramientas, el metal empieza a transformarse. Se corta, se suelda, se martillea, se curva. Cada acción es precisa, pero también requiere paciencia.
Un simple anillo puede llevar varios pasos de soldadura, limado y pulido hasta quedar perfecto. Y aunque pueda parecer repetitivo, nunca lo es porque cada pieza responde de manera distinta y eso me obliga a estar pendiente en cada paso.
El tiempo que no se ve
Una de las cosas que más importantes de la joyería artesanal es ese tiempo invisible que se invierte en detalles que casi nadie nota. Como un borde bien redondeado para que no roce, un engaste ajustado al milímetro para que la piedra quede segura o un pulido interior que nadie verá, pero que hará que el anillo sea cómodo.
Esos detalles son lo que hacen que una joya se disfrute durante años.
El acabado y los toques finales
Cuando la pieza ya tiene forma, llega el momento de darle su carácter definitivo. Aquí entran técnicas como el texturizado, el esmaltado al fuego o el engastado de piedras. Cada acabado aporta una personalidad distinta: puede ser una superficie satinada, un color intenso o un brillo espejo.
Estos últimos pasos requieren calma, porque son los que definirán la presencia final de la joya. A veces es el momento más cuidadoso porque un error puede echar a perder horas de trabajo previo.
Lo que hace única a cada joya
Aunque repitiera un mismo diseño varias veces, ninguna pieza saldría exactamente igual. Un martillazo ligeramente distinto o un pulido con una presión diferente lo van a hacer diferente. Esa imperfección mínima es lo que convierte a una joya artesanal en algo irrepetible.
No busco hacer objetos perfectos en serie, sino piezas con carácter y con una identidad propia.
Más que un objeto
Una joya hecha a mano es algo que se carga de historia, la mía como artesano, la del proceso de creación y, sobre todo, la de la persona que la elige y la lleva. Esa combinación es lo que da valor a una pieza artesanal.
Por eso siempre digo que, cuando compras una joya hecha a mano, no solo te llevas metal y piedras. Te llevas también el tiempo, el cuidado y el compromiso de alguien que trabaja para que esa pieza te acompañe durante toda la vida.
Puedes visitar mi sección de pendientes como muestra del trabajo que suelo realizar.